El Show Debe Continuar by Violet Pollux

El Show Debe Continuar by Violet Pollux

autor:Violet Pollux
La lengua: spa
Format: epub
Tags: historia corta, historia juvenil, romance adolescente, young adult, adolescente, youtuber, millennial, historia ligera, gay, amor juvenil, amor gay, novela corta, novela de romance, novela rosa, libros lgbt para adolescentes, mejores libros lgbt, lgbt young adult, amor adolecente, libros lgbt juveniles, libro lgbt, libros lgbt, libros lgbt recomendados, amor entre dos adolescentes, amor entre dos chicos, amor de un chico a otro, activismo lgbt
editor: Violet Pollux
publicado: 2017-07-03T00:00:00+00:00


FUI AL COLEGIO Y TODO marchaba con la misma normalidad de la semana anterior. Algunos preguntaban por Boone o murmuraban entre sí cuando llegaba su nombre en la lista de la asistencia, y escuché algunos rumores o comentarios que eran tan descabellados e irreales que me pregunté cómo era que la gente los creía o siquiera los inventaba en un principio.

Sin embargo, no le dije nada a Conrad hasta que fue la hora del almuerzo, porque quería contar la historia una sola vez y con todos presentes, para no tener que estar repitiéndola, y para evitar que terceros indeseados escucharan en el proceso.

—Boone está en mi casa —hablé, y todos me miraron con ceños fruncidos. De estar en su caso, yo habría reaccionado igual, así que no me molestaba—. Sus padres lo echaron de la suya porque les dijo que es bisexual y le rompieron el teléfono. Ayer me llamó cuando lo reparó y me dijo dónde estaba, que era en casa de unos amigos. Ellos me contaron que no podría quedarse ahí por más tiempo, y le pedí permiso a mamá para que durmiera en la casa, así que justo ahora está allí. O, al menos, debería estarlo.

Todos siguieron mirándome con la misma expresión y tragué saliva.

—¿Qué? —pregunté y Conrad sacudió la cabeza, como si estuviera volviendo a la realidad o saliendo de un ensimismamiento profundo.

—Nada, es solo que... —Se pasó la mano por el pelo—. ¿De verdad está en tu casa?

—Durmió en mi habitación. En serio está allí.

Ruth tenía los ojos abiertos de par en par.

—¿Y no tienes ninguna foto o algo así?

—¿Para qué voy a tener una foto de él en un momento así? Estaba triste, llorando y prácticamente roto. ¿Para qué quiero tener una foto suya viéndose de esa forma?

—Lo que Ruth quiere decir es que le cuesta un poco creerlo porque suena bastante de películas —explicó su novia—, pero sabemos que cosas así pasan en la vida real y aquí hay una prueba de ello. Gracias por haberle abierto las puertas de tu casa y preocuparte por él. Me alegra que te haya llamado.

Sonreí. Me sentía útil.

—Gracias. Yo también estaba muy preocupado.

—¿Y por cuánto tiempo se quedará allí? —inquirió Conrad y suspiré.

—No lo sé. Espero que sea al menos por unos días más, porque no tiene donde quedarse y sé que es algo que le preocupa bastante.

—Pues me alegra que al final todo haya salido bien —comentó Ruth sonriendo—. Es decir, sí, aún no tiene un hogar fijo, pero el saber que ha pasado más de una semana sin casa y que en ninguno de esos días ha dormido en la calle ya es algo por lo que alegrarse.

Me sentí incluso peor. ¿Era esa la clase de cosas que debían enfrentar con regularidad los LGBTQA+? ¿Ese era el precio a pagar por ser ellos mismos? ¿Y aun así la gente decía que ellos elegían ser así? No entendía la forma de pensar de las personas.

—Supongo —finalicé.

—Lo más loco no es eso —comentó Conrad riendo—. Lo



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